07 agosto 2007

Lil Tune

La última vez que la vi no parecía la misma. Sus ojos habián cambiado de color y en sus manos, cubiertas por las heridas del tiempo, sostenía el recuerdo de algo que nunca supo que poseía. Largos mechones de pelo del color del genjibre caían sobre su cara como lianas de una selva que jamás sería explorada por ninguno de nosotros mientras las lágrimas corrían por sus mejillas confusas por la sinceridad con la que las palabras parecían salir de sus labios.

-Despareció - dijo ella mientras miraba los trozos de porcelana que cortaban la suave piel de la palma de sus manos.

-¿Cómo? - Preguntaba yo, confuso por la sonrisa que bailaba en sus labios.

-No podría explicarlo - añadió, acariciando con la yema de su dedo corazón la esquina de una de las afiladas esquinas del delicado objeto ovalado que había perdido la forma entre los dedos de un extraño, horas, días, quizá años ha.

-¿Duele?

-Siempre duele - y mirándome a los ojos cerró su mano en torno a los restos de cristal, destruyendo los últimos trozos de su maltrecho corazón.

No hay comentarios: