13 junio 2011

Autobombo y platillo

Anonadada por los compañeros de viaje que tengo la suerte de compartir en este número de la maravillosa CTHULHU 8 (maravillosa por su camino y por sus incondicionales colaboradores, no por mi tímida presencia) y fascinada con todo ese talento que derrochan por doquier, así me siento. Rodeada por dos impactantes imágenes (portada y contraportada de un realismo insoportablemente terrorífico) me imagino como mis páginas, temerosas de hablar demasiado alto frente a los verdaderos protagonistas de esta octava entrega de terror romántico, fantástico y gótico, se agazapan aprovechando los pliegues del lomo en negro, siempre ese negro que nos ofrece confianza y hace que nos sintamos a salvo.

No hay palabras para agradecer a los responsables de revista y editorial esta magnífica oportunidad que me ha sido brindada. No me siento a hombros de gigantes, los gigantes no son nada a su lado, me siento tejedora de materia de sueños, gracias a ellos.

Si no conocéis la revista, corred a echarle un vistazo, os sorprenderá, os ofenderá, os disgustará y hará que tengáis deliciosas pesadillas de sangrientos anhelos. Vamos, un gustazo para los amantes de la carne fresca!


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